Neuroeducación: una oportunidad para los docentes

Desde el inicio de la humanidad el hombre siempre quiso saber más sobre su esencia y comprender por qué nos comportamos o emocionamos de determinada manera frente a un estímulo. Gracias a los avances tecnológicos, las investigaciones recientes en el campo de la neurociencia nos vienen dando información sumamente importante de cómo funciona nuestro cerebro y sistema nervioso. 

A pesar que falta mucho por conocer, las distintas investigaciones van dando luces de los procesos biológicos de aprendizaje y enseñanza, así como del proceso de desarrollo cerebral y cómo la relación existente entre genética y entorno puede definir el desarrollo de la persona.

¿Y para qué sirve todo esto? En definitiva, conocer más sobre el cerebro no mejora mágicamente las prácticas educativas; sin embargo, nos permite tener bases más sólidas para crear actividades que sean realmente significativas y favorables para los estudiantes, y al mismo tiempo, desmitificar algunas ideas preconcebidas. 

Estos descubrimientos han generado gran interés en los educadores, ya que entendiendo cómo el cerebro aprende encuentran sustento a su quehacer diario. La neurociencia educacional nos permite reflexionar sobre el concepto de aprendizaje y brindar propuestas enfocadas a potenciar dicho proceso. Gracias a ella, tenemos la posibilidad de fundamentar científicamente nuestras prácticas pedagógicas y alinearlas a nuestra propuesta curricular, sistemas de evaluación, y sobre todo, a la formación continua de los docentes.  En definitiva, es un campo que va de la mano con la mejora de la calidad educativa.

Algunos de los factores relacionados al aprendizaje que debemos tomar en cuenta son los siguientes: 

  • Cada cerebro es único: La forma en la que cada persona aprende es única. Tenemos distintas formas y estilos de aprendizaje, por lo que debemos brindar variedad en las actividades que se propongan. 
  • Sin emoción no hay aprendizaje: Las emociones pueden bloquear la disposición para aprender. Tener un clima favorable en el aula es imprescindible para el aprendizaje, así como un docente que contenga emocionalmente a sus alumnos y sea capaz de crear emociones positivas alrededor del proceso de aprendizaje.  
  • El sueño es vital para el aprendizaje: Estudios revelan la necesidad del sueño para el buen funcionamiento del cerebro, además de ser necesario para consolidar los aprendizajes.
  • Cerebro y cuerpo aprenden juntos: Ambos aprenden colaborativamente, por lo que es sumamente importante brindar ambas experiencias. El movimiento propicia una mejor oxigenación del cerebro, dando cabida a mejorar habilidades cognitivas, sociales y emocionales (Van Praag, 2009).
  • Genética y ambiente influyen en el aprendizaje y desarrollo: Si bien los genes marcan una parte de quiénes somos, cada persona vivencia una serie de experiencias que influyen en su aprendizaje y desarrollo. De esta manera, el ambiente afecta la arquitectura cerebral.
  • El cerebro tiene diferentes sistemas de memoria: Guardamos, recordamos y/o construimos la información de diferentes maneras. La memoria es una función completa que trabajamos a diario, para la cual necesitamos de FIDO (frecuencia, intensidad, duración y oportunidad) para desarrollarla . Comprender estos procesos, nos ayuda a tener más claro qué queremos evaluar.
  • No existe un hemisferio dominante: Ambos hemisferios del cerebro tanto derecho como izquierdo trabajan de forma integrada. A pesar que existen funciones más predominantes de un lado (como en el caso del lenguaje), se visualizan conexiones entre ambos hemisferios, por lo que no podríamos hablar de una predominancia: aprendemos con todo el cerebro.

  • El cerebro es plástico: El cerebro aprende, se adapta y responde continuamente a lo largo de la vida. A medida que vamos adquiriendo aprendizajes, el cerebro se adapta para usarlos de la mejor manera posible y responder al entorno, lo cual se denomina plasticidad neuronal.

El comprender cómo aprende el cerebro, brinda un sin número de oportunidades para poner en práctica dentro de las aulas. Los educadores no enseñamos a pensar dado que es un proceso innato del cerebro, nosotros creamos oportunidades y experiencias; es por ello, que la mejora de la calidad de la educación está directamente relacionada al perfil del educador y su capacidad de planificar respondiendo a las necesidades de los menores a su cargo.  Es nuestra responsabilidad como adultos comprometidos con su desarrollo, el ir modelando a estas personas únicas, promoviendo un buen proceso de desarrollo cerebral que sea tanto efectivo como significativo.

Referencias:

CEREBRUM (2013). Brainbox Módulo 1: ¿Cómo evolucionó el conocimiento del cerebro y cómo eso impacta en la educación?.

Coveñas, R. y Aguilar L. (2010). Avances en neurociencia. Neuropéptidos, investigación básica y Clínica. Lima:Fondo editorial UPC.

Díaz, F. (1998). Estrategias docentes para un aprendizaje significativo.

Wiggins, G. y McTighe, J. (2005). Understanding by design. Virginia: Association for Supervision and Curriculum Development.

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