La importancia de la motricidad en el niño

“No hay en el niño más que su cuerpo como expresión de su psiquismo” 

H. Wallon

La motricidad tiene un lugar importante en el funcionamiento y desarrollo no solo en el niño, también en el adolescente y el adulto. Si bien, en los primeros años de vida, es una etapa de maduración como forma de expresión estará presente a lo largo de nuestras vidas.

Cuando hablamos de motricidad, nos referimos a los movimientos complejos y coordinados que realiza la persona, pero, si queremos ver a la persona en su globalidad nos referiremos a la psicomotricidad. 

En la primera infancia (0 a 6 años) se va formando el pensamiento no solo cognitivo, sino un pensamiento profundo, inconsciente a partir de la motricidad, es una etapa somato psíquica (cuerpo – mente), que parte de la acción y de la interacción con el medio. A partir de estos vínculos tempranos, es que se van construyendo el psiquismo y las funciones mentales superiores: la inteligencia, la afectividad, las gnosias, las praxias, el lenguaje, la expresividad motriz de cada persona. 

Los grandes maestros de la psicología genética: Wallón, Piaget entre otros, mencionan que el niño construye su psiquismo a partir de sus experiencias corporales con el entorno, estas experiencias están cargadas de emoción, todo lo orgánico se convierte en psicológico, de esta manera el niño se construye a sí mismo a partir del movimiento. Este período es esencial para la constitución de su personalidad  y de su psiquismo.

Wallón planteó la importancia del movimiento para el desarrollo del psiquismo y la construcción de su esquema e imagen corporal. Todo lo que vivimos, sentimos, percibimos y hacemos se traduce en una organización mental que permite nuestra maduración neurológica y desarrollo afectivo, motor, emocional y mental.

Mientras más desarrolle el niño su motricidad, utilizará mejor su cuerpo e irá construyendo las nociones espaciales que surgen de la ubicación de los objetos en relación con su cuerpo, como la distancia, la altura, profundidad, arriba, abajo, adelante, atrás, encima, debajo, cerca, lejos, derecha e izquierda.

La percepción que va adquiriendo el niño de su propio cuerpo, posicionado en el espacio, actuando por sí mismo sobre los objetos e interactuando con los demás, será fundamental para su confianza y seguridad.

Una forma de desarrollar la psicomotricidad en el niño es a través de la Práctica Psicomotriz Aucouturier, que posibilita su maduración psicológica, principalmente a través de la motricidad, el tono y las sensaciones, de manera intensa en la instauración, desarrollo y diversificación de la función mental, donde se elaboran y se articulan varios tipos y niveles de representaciones.  

Cuantas más experiencias tenga el niño de explorar, sentir, descubrir a través de su cuerpo, sus sentidos y sus sensaciones, estará listo para llegar a la simbolización, fundamental en los aprendizajes.

La práctica psicomotriz Aucouturier fue creada por Bernard Aucouturier en Francia, hace 50 años, y se desarrolla en diversos países de Europa y América, favorece el recorrido madurativo del niño que parte de la acción hacia la representación. Es un proceso que va: del movimiento, el juego y la relación con los demás, hasta llegar al pensamiento. Como dice Wallón: “Del acto al pensamiento”, es decir,no hay maduración psicológica del niño sin que actúe.

Por ello, esta práctica posibilita y favorece la expresividad del cuerpo y el juego espontáneo del niño, desarrollando habilidades para la construcción de competencias cognitivas, sociales y comunicativas. Es a través del juego que los niños descubren, exploran, sueñan y construyen un espacio donde todo es posible, venciendo sus miedos y aprenden a relacionarse con los demás y el mundo que les rodea.  

El niño mediante gestos, movimientos, juegos y su acción pone de manifiesto, su expresividad, su historia personal, sus necesidades y cómo está percibiendo el mundo. Todo lo que vivimos, sentimos y hacemos, se traduce en una organización mental que permite nuestra maduración neurológica y desarrollo afectivo, motor, emocional y mental. 

Por lo tanto, podemos concluir que:

  • La inteligencia en los niños se construye a partir de su motricidad.
  • A mayor número de experiencias motrices mayor desarrollo de capacidades.
  • Los primeros esquemas mentales se forman a partir del movimiento.
  • En lo social y afectivo, les permitirá conocerse, afrontar sus miedos y relacionarse con los demás. 
  • En lo motor, dominar su movimiento corporal. 

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